agosto 03, 2008

Mateo.

Mateo se levanta en su habitación, el piso esta lleno de cenizas, botellas vacías de ron barato y un olor a descomposición, la marihuana y la nicotina con el alquitrán muestran una noche pesada, el arte lo llevo a eso, a sus propios vicios, o tal vez sus propios vicios lo llevaron al arte, pero el se encuentra ahí, parado en el medio de su habitación, desnudo, hecho un herido de guerra.
Las mañanas lo destruyen, odia amanecer en un mundo donde nadie lo escucha, donde la soledad no lo deja estar en paz, para el la paz esta es sus pinturas y no en la religión, el perdió la religión cuando descubrió su talento.
Deambula por su recamara, busca el vacio, se siente solo… “la soledad es un espacio vacio que tratas de llenar con tu propia presencia”… piensa, y encuentra una caja, esta lleno de sus premios que ganó cuando era niño, cuando era feliz, recordó que desde pequeño le gustaba dibujar, vivía del arte, de la inspiración abstracta, sumiso de las acuarelas, los pasteles, el carboncillo y las imágenes en sepia marcadas en el lienzo. Pero en algún momento algo cambio, hubo un quiebre en su alma, papá no quiso que viva de las pinturas, de los cuadros y la sensibilidad artística, y el en su bohemia, en su locura, con sus 14 años escapo y ahora vive en su propio infierno, en realidad el esta muerto, vive en su mundo hecho una letrina.

Su nariz sangra con tan solo respirar, los golpes de la cocaína lo hirieron, esta endeudado con todo el mundo, vive en un cuarto prestado por un amigo, luego no sabe donde vivirá. Trata de calmarse, da unas pitadas largas (como tratando de que el humo se le impregne en las venas) y se quita la angustia, se quita la vida.
Ve su recamara, y es su cárcel, el agoniza y en su propia mugre y caos, trata de sentirse bien con las drogas y el alcohol, camina hacia el baño, esta desnudo, esta delgado nunca sabe si comerá, entra y se mira en el espejo roto de el muro, se odia, el cabello largo, la barba crecida a medias, sus ojos rojos, sus labios morados, el siente frio… ya había tocado fondo, o como le dice su hermano mayor cuando lo repudia…”estas en el hoyo”.
Mateo esta atrapado en su espanto, duerme tarde cuando llega de un bar donde todos lo conocen, el abandono lo acobija entre sus sabanas, se masturba, duerme, y al día siguiente dibujara… es su arte… es su vicio.

Mateo no es feliz, pero esta vivo, su hermano vive mejor y su padre ya murio... los finales felices no existen.

1 comentario:

Anónimo dijo...

si tienes razón que esto me iba a interesar, pues dejame decirte que he notado que escribes tu propia vida pero exagerandola, o cambiando algo, te identificas con lo que escribes e imaginas tu propio final... no existen finales felices, la realidad es un poquito pesimista porque uno mismo lo es, HAZ que CUENTE cada final de tus días, piensa en los momentos agradables, y crea un final que te haga feliz, por lo menos una noche y verás que realmente no sabes que es lo que te puede hacer feliz, por eso la realidad es muy diferente a los sueños, porque no es dibujada por nadie, pero la puedes pensar...